Una cosa es dormir en pareja y otra muy distinta compartir la misma almohada con tu pareja. Dormir en pareja puede tener muchos beneficios. No lo discutimos. Aunque también hay quien no puede descansar si duerme acompañado y prefiere dormir solo.
Los defensores de compartir horas de sueño dirán que tiene muchas ventajas. Especialmente porque fortalece la relación. Compartir un momento tan íntimo como dormir juntos, ayuda a conectar mejor con tu pareja y solucionar posibles problemas. Incluso dicen que reduce el estrés del día a día ya que despertamos junto a nuestra pareja de mejor humor.
Por otro lado, puede que cuando duermas acompañado no pegues ojo en toda la noche. Y hay muchos motivos. Unos dirán que su pareja no para de moverse y dar vueltas. Otros dirán que ronca. O que se levanta al baño varias veces. O que te quita el edredón nórdico.
Está claro que cada persona, como cada relación, es diferente y necesita de unas condiciones específicas para poder dormir bien. Compartas colchón o no, lo que no te recomendamos es compartir la misma almohada. Atrás quedaron esas almohadas enormes de cama de matrimonio. Cada uno debe elegir la almohada que mejor se adapte a sus necesidades.
A la hora de elegir una almohada, tenemos que tener en cuenta cómo nos gusta dormir. Dependiendo de la posición de nuestro cuerpo y cabeza, elegiremos una almohada que permita la correcta alineación de nuestro cuello.
Para facilitar un descanso reparador, no todas nuestras almohadas tienen la misma altura. Una almohada de firmeza baja, como la Nova ayuda a mantener una postura natural en el descanso. Y si prefieres dormir con la cabeza alta, puedes elegir la British Plus de soporte alto. También puedes optar por un diseño ergonómico como la almohada cervical Dune, creada para adaptarse a la morfología de las cervicales.
Podéis dormir juntos o no. Pero lo que si podéis hacer juntos es ir a comprar las almohadas de la cama. Y elegir la almohada más adecuada para cada uno.